Este fin de semana fue algo increíble. Increíble porque fui más malcriada que nunca. Por quién? Por mis abuelos, obvio. Sobretodo mi abuela Carmen, que no paró de mimarme ni un minuto. Me sacó a pasear, me llevó a los juegos, me hamacó, me tiró por el tobogán, me hizo todas las comiditas ricas del fin de semana, me bañó y jugó conmigo en el agua, me compró caramelitos, en fin...una catarata de mimos!
Por sólo dar un ejemplo, miren de qué manera disfruté de algunas de mis comidas:
Pueden creer? Tan chiquita y ya con la bandejita en la cama, mientras veo los dibus? Mamá, preparate porque ahora te voy a pedir lo mismo a vos! Veremos si mamá se pone las pilas. Lo dudo, je!
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