Pareciera una pavada, pero el viaje no fue para nada un tema menor. Sobretodo cuando se trató de un viaje en auto totalizando unas 32 horas promedio sumando la ida y la vuelta.
Al principio ibamos tranquilos, mirando el paisaje, contando vacas, caballos, ovejas y demás seres vivos que encontrábamos por ahí. Después, mamá se tornó una especie de caja de sorpresas. A medida que yo daba algún indicio de aburrimiento, sacaba cuentos, libritos para pintar, títeres, muñecos y por supuesto las infaltables golosinas.
Pero les resumo lo más destacado de los viajes:
1) El pajarito que papá "chocó" y dio contra nuestro vidrio, lo cual fue motivo de comentarios durante las horas subsiguientes.
2) El "accidente" que tuve en el viaje de vuelta. Ni bien arrancamos empezaron los mareos, mareos y más mareos, hasta terminar en el clásico que no vamos a describir, pero que se resume en parar el auto-cambiarme entera-limpiar todo-seguir el viaje con perfume desagradable...en fin!
3) Las inundaciones del río Areco y el consecuente tráfico, provocando impaciencia en mi hermanito Benjamín que se ocupó de llorar (o cuasi gritar) durante un buen trecho del viaje.
4) Los olores de chiqueros, zorrinos y demás especies que hicieron que gran parte del viaje me tapara la nariz con mi trapito.
5) Mamá al volante durante casi 1 hora, en ruta, y hasta pasando camiones!!!
6) El hotel de Rafaela que fue una masa! Nos tocó una habitación enorme con camita propia para mí y cunita para Benja! Me encantó!!!
En fin...viajar en auto no es tan grave después de todo. Creo que lo pasamos bomba.
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